Tu empresa invierte miles de dólares en cursos cada año. Los empleados asisten, completan certificaciones, marcan casillas en sistemas de gestión. Pero al final del día, los problemas operativos siguen siendo los mismos y la productividad no mejora.
Conversamos con Martín Campa, ingeniero en mecatrónica que lideró iniciativas de mantenimiento para más de 45 plantas en 5 países en Arca Continental y fue Director de Producción en Bowen & Bowen, sobre por qué la mayoría de programas de capacitación fracasan y cómo construir desarrollo humano que realmente transforme la operación.
En esta edición:
• Por qué capacitar sin diagnóstico es tirar plata al tacho
• El error mortal de tratar a todos los empleados igual
• Cómo involucrar a toda la organización en el diseño de competencias

Martín Campa
Ingeniero en Mecatrónica y especialista en desarrollo de talento industrial
Martín lideró transformaciones operativas en Arca Continental, gestionando mantenimiento para más de 45 plantas en 5 países, y como Director de Producción en Bowen & Bowen dirigió cientos de personas en la empresa más importante de Belice. Su enfoque combina optimización técnica con desarrollo humano para construir culturas de alto rendimiento.

"El primer gran error es iniciar cualquier programa sin tener un análisis real de brechas", dice Campa. "Un PowerPoint con competencias 'deseables' no sustituye un diagnóstico integral que contemple no solo las habilidades técnicas, sino también las emociones, los valores, los miedos y las motivaciones del colaborador."
Sin un diagnóstico serio, terminamos capacitando para lo que creemos que hace falta, no para lo que realmente impacta. "La consecuencia es brutal: frustración, desperdicio de recursos y profesionales que sienten que 'la empresa invierte en todo, menos en lo que realmente necesito'."

"Seguimos formando bajo un esquema genérico, estandarizado, casi industrial", explica. "Como si todos los colaboradores partieran del mismo punto, tuvieran las mismas necesidades y respondieran igual a las mismas metodologías."
En el contexto actual, donde los mercados cambian a velocidad récord, la formación genérica es tan efectiva como un antibiótico sin diagnóstico previo. "El desarrollo debe nacer de la escucha profunda, del entendimiento del ser, de una estrategia que potencie al profesional y dignifique su historia."

"Otro error silencioso: construir programas desde la torre de control", señala Campa. "Recursos Humanos, Operaciones, o algún consultor externo bien intencionado, pero sin incluir a las voces que viven la operación y las tensiones del día a día."
Un programa sin participación activa de un equipo multidisciplinario está condenado a la irrelevancia. "La verdadera magia ocurre cuando involucramos a líderes de línea, expertos técnicos, jóvenes talentos, y hasta áreas como finanzas, para diseñar algo que realmente resuelva y conecte."
Nota del entrevistador: Durante la conversación, Martín fue claro: en sus años liderando equipos en múltiples países, los programas de capacitación que realmente funcionaban tenían algo en común: siempre partían de escuchar a la gente antes de diseñar cualquier curso. Los que fracasaban eran los que llegaban "empaquetados" desde oficinas centrales.
Para resumir: La capacitación efectiva no es sobre cumplir cuotas de cursos, sino sobre construir estrategias personalizadas que nazcan del diagnóstico real e involucren a toda la organización. Como dice Campa: "Reconócete y acéptate para percibir tus debilidades y ver la grandeza de otros."
Como dice Campa: "La pregunta no es si tu equipo necesita capacitarse. La pregunta es: ¿lo estás haciendo con estrategia, o solo para cumplir?"
