Tu planta tiene un plan de mantenimiento preventivo. Los equipos se revisan según calendario. Pero las fallas siguen ocurriendo. Y cuando preguntas qué causó la parada, la respuesta es siempre la misma: "falló el motor", "se rompió la bomba". Descripciones vagas que no revelan nada sobre qué hacer para evitar que vuelva a pasar.

Conversamos con Hernán Sadorin sobre por qué la mayoría de los planes de mantenimiento fracasan: porque se definen sobre equipos completos en lugar de sobre los procesos específicos que conducen a la falla.

En esta edición: 

• Por qué el mantenimiento se define sobre modos de falla, no sobre equipos

• Cómo la redacción del modo de falla determina si podés prevenirlo

• Las responsabilidades legales que crecieron junto con las expectativas

Hernán Sadorin
Ingeniero Industrial especializado en Gestión de Activos y Sistemas de Gestión

Hernán es consultor con más de 15 años asesorando empresas en gestión de activos físicos. Facilitador certificado en RCM y auditor líder ISO 9001, ha liderado proyectos de implementación de ISO 55001 en Argentina, Uruguay, Chile y España. Su experiencia abarca desde plantas de generación hasta la industria alimentaria.

"La pregunta correcta no es qué mantenimiento necesita la bomba", explica Sadorin. "Es qué procesos específicos pueden llevarla a fallar: desgaste, corrosión, acumulación de suciedad, fatiga, error humano."

La relación es uno a uno. Si el rodamiento falla por lubricación insuficiente, la tarea será reabastecer aceite cada X horas. Si el filtro se obstruye por suciedad, habrá inspección y limpieza programada. "Los modos de falla son el punto de apoyo para mover todo el mantenimiento."

La redacción importa. Escribir "aislador fallado" no aporta nada útil. Escribir "suciedad acumulada en aislador" revela el proceso de degradación y permite diseñar una tarea preventiva.

El nivel de detalle también es crítico. Hablar de "vehículo desgastado" es inútil. El vehículo no se desgasta como un bloque: se desgastan neumáticos, correa de distribución, aceite, amortiguadores. "Si pensamos demasiado genérico, dejamos fuera cientos de modos de falla reales."

"En la posguerra solo se reparaba lo que fallaba. Hoy no alcanza con disponibilidad y costos: también hay que cumplir con seguridad, medio ambiente, calidad e ISO 55001."

Las consecuencias de fallar pueden ser catastróficas. Sadorin menciona tres casos donde ejecutivos fueron condenados por accidentes vinculados a gestión deficiente: Once, Deepwater Horizon, mina Upper Big Branch. "Varios países avanzan hacia normativas obligatorias: la Unión Europea en ferrocarriles, Chile en el sector energético."

Aunque persiste una tensión cultural: "Cuando las papas queman y hay dinero en juego, el personal todavía es presionado a priorizar producción sobre seguridad."

Nota del entrevistador: Hernán insistió durante la charla en algo que me resonó: el problema no es técnico, es cultural. Las empresas tienen políticas impecables en el papel, pero cuando hay presión por resultados inmediatos, esas políticas quedan archivadas.

Para resumir: El mantenimiento efectivo no se piensa sobre equipos completos, sino sobre los modos de falla específicos de cada componente. La forma en que describimos esos modos determina si podremos prevenirlos o solo reaccionar. Y las expectativas cambiaron: hoy existen responsabilidades legales vinculadas a seguridad y medio ambiente que no pueden ignorarse.

Como dice Sadorin: "No deberíamos hablar de 'vehículo desgastado' sino de neumáticos desgastados, correa desgastada, aceite desgastado. Cada uno con su propio comportamiento y estrategia."